Elisée Reclus

Nació el 15 de marzo de 1830 en Sainte-Foy-la-Grande (Gironda); murió en Thourout, cerca de Gantes (Bélgica), la noche del 3 al 4 de julio de 1905. Geógrafo, combatiente de la Comuna de París, miembro de la Internacional Bakuninista y anarquista militante.
Santiago Eliseo Reclus, a quien llamaban siempre Eliseo, nace en una familia de trece hijos. El padre, Santiago Reclus (1796-1882), es pastor de un grupo evangélico independiente y riguroso. La madre, Celina Reclus, de apellido materno Trigant (1805-1887), se convierte en maestra, especialmente en Orthez (Pirineos Atlánticos). Después de los estudios de teología protestante (Neuwied, Montauban), Eliseo rompe con la religión.
A comienzos de 1951 parte para Berlín, donde sigue cursos del geógrafo «Carl Ritter» (1779-1859). De vuelta en Orthez, descubre con su hermano mayor Élie (1827-1904) a diferentes pensadores (Saint-Simon, Comte, Fourier, Proudhon…). Después del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851, los dos hermanos se exilian en Londres, luego en Irlanda. A fines de 1852, Eliseo va a Luisiana donde, después de haber sido estibador, se convierte en preceptor en una familia de agricultores [agricultura de plantación]. Golpeado por la esclavitud y huyendo del probable matrimonio con la mayor de sus alumnas, llega a Nueva Granada (actual Colombia) en agosto de 1855, donde intenta fundar una colonia agrícola, sin éxito.
De vuelta en Francia en agosto de 1857, permanece en la casa de Élie en París. Se hace conocido entre los geógrafos y el gran público, en particular gracias a sus escritos en la Revue des Deux-Mondes [Revista de los Dos Mundos] y durante sus intervenciones en la Sociedad de Geografía (París), donde es aceptado en julio de 1858. A partir de 1860, es encargado por la empresa Hachette de recorrer regiones y países, con el fin de redactar las Guides Joanne [Guías Juana] (futuras Guías azules).

En septiembre de 1864 Eliseo y Élie adhieren a la sección de las Batignolles de la A.I.T. (Asociación Internacional de Trabajadores), que acababa de constituirse en Londres; después a la Fraternidad Internacional de Michel Bakunín (1814-1876), quien se une a la A.I.T. en julio de 1869. En 1868-69, Eliseo publica en Hachette los dos volúmenes de La Terre, que conocen un gran éxito (una decena de reediciones).
Cuando formaba parte de la Comuna de París, es capturado (4 de abril de 1871). Su condena a la deportación por un tribunal de guerra es conmutada por diez años de destierro, luego de dos peticiones internacionales de sabios (3 de febrero de 1872). Él rechazará siempre firmar una petición de indulto.
Eliseo se exilia en la Confederación Helvética con sus dos hijas y su nueva esposa. Paga, en julio de 1874, su cotización anual de miembro de la federación jurásica, después se convierte en el secretario de la sección de Vevey.
Durante esos años, el movimiento socialista internacional se reestructura. Después de los fracasos del comunalismo insurrecto en Francia y la exclusión del Bakuninismo de la A.I.T. (septiembre de 1872), el anarquismo se constituye en el seno de la corriente antiautoritaria. Esta última es teorizada por Reclus, por otros exiliados y por la Federación Jurásica, que lo adopta en su congreso de 1880. La participación de Reclus en el movimiento anarquista no cesa hasta su muerte.
En 1876-1894, bajo contrato con Hachette, él redacta la “Nueva Geografía Universal” en diecinueve volúmenes, con la ayuda de varias personas, entre ellas otros geógrafos anarquistas como Kropotkin, Metchnikoff, Dragomanov y Perron.
Su pena se cancela el 17 de marzo de 1879. Se instala en la región parisina en 1890; posteriormente en Bélgica, a partir de 1894. Da cursos en la Universidad nueva de Bruselas, escisión de la Universidad libre que finalmente rechaza recibirlo tras los atentados anarquistas en Francia (1892-93).
Fracasa su proyecto de constituir un gigantesco globo terrestre para la Exposición Universal de 1900. Justo antes de su deceso, termina “El hombre y la Tierra”, cuyos últimos seis tomos serán publicados gracias a su sobrino Paul Reclus (1858-1941), el hijo de Élie.
Nacido de las Luces, de los naturalistas y de la mesología de Comte, la geografía de Reclus propone una aproximación que se calificaría actualmente de transversal y pluridisciplinar. El epígrafe de “El hombre y la Tierra” la resume bien: “La geografía no es otra cosa que la historia en el espacio, y la historia la geografía en el tiempo”.
Reclus establece con prudencia leyes explicativas y prospectivas: “La ‘lucha de las clases’, la búsqueda del equilibrio y la decisión soberana del individuo, tales son los tres órdenes de hechos que nos revela el estudio de la geografía social y que, en el caos de las cosas, se muestran bastante constantes para que se les pueda dar el nombre de ‘leyes’” (H&T, “Prefacio”).
Para Reclus, el ser humano es inseparable de la naturaleza, puesto que de ella ha salido. “Convertido en la “conciencia de la tierra”, el hombre digno de su misión asume por eso mismo una parte de responsabilidad en la armonía y la belleza de la naturaleza circundante” (De l’Action humaine…, 1864). Pero su geografía social supera todo misticismo insistiendo en los “trabajos del hombre” y de los “pueblos” quienes, a medida que se han “desarrollado en inteligencia y libertad” se han “convertido, por la fuerza de la asociación, en verdaderos agentes geológicos [que] han transformado de diversas maneras la superficie de los continentes, cambiado la economía de las aguas corrientes, modificado los climas mismos” (ib.).
Reclus denuncia las destrucciones ambientales por cuanto arruinan los medios del ser humano, degradan su sensibilidad, atacan su sentido ético. La humanidad modifica constantemente su medio, ese “medio” modificado ejerce a su turno una influencia sobre ella. El medio-espacio (aproximación sincrónica de un sistema de interacciones complejas) combinado con el medio-tiempo (aproximación diacrónica) evoluciona en progreso y en retroceso.
La acción del hombre no es nefasta en sí misma, su lógica no es solamente moral, sino también social y estética. “Ella puede embellecer la Tierra, pero puede también afearla; según el estado social y las costumbres de cada pueblo, ella contribuye tan pronto a degradar la naturaleza, como a transfigurarla” (La Terre, tomo II, 1869, p. 748). Reclus se refiere a la “mesología” o ciencia de los medios, pero jamás a la “ecología”, ciencia creada en 1866 por el sabio Ernst Haeckel (1834-1919), quien critica el darwinismo social.
Al afirmar que “el hombre es la naturaleza que toma conciencia de sí misma”, Reclus estima que no se trata solamente de la naturaleza en sí misma, sino ya de otra cosa. Es incluso la civilización o, más exactamente, la “semicivilización puesto que ella no es provechosa para todos” (H&T, t. VI, p. 533).
Eliseo Reclus aboga por una economía racional, solidaria y progresista. “En su esencia, el progreso humano consiste en encontrar el conjunto de intereses y de voluntades común a todos los pueblos; se confunde con la solidaridad. En primer lugar, debe apuntar a la economía, bien diferente en esto de la naturaleza primitiva, que prodiga las semillas de vida con asombrosa abundancia” (H&T, t. VI, p. 531). Hostil al maltusianismo, Reclus estima que hay lugar y recursos potenciales para todos. La razón de la ciencia consciente, combinada con la estética y la ética, debería permitir triunfar en el ordenamiento de la Tierra.
Es uno de los primeros geógrafos en presentar a los primeros pueblos, “nuestros hermanos primitivos”, bajo un ángulo igualitario. Su reflexión sobre las civilizaciones muestra el poder de la modernidad europea, de la cual critica sin embargo el imperialismo. Denuncia los pogromos contra los judíos y las masacres contra los armenios, que también cartografía. Al anunciar la teoría de los lugares centrales, lanza las bases de una reflexión sobre la distribución geográfica de las ciudades.
Durante toda su vida, Eliseo Reclus no cesó de mantener una correspondencia considerable. Para su trabajo geográfico, no duda en diversificar sus relaciones: intercambia no sólo con algunos anarquistas o militantes revolucionarios, sino también con intelectuales, escritores, religiosos, militares, en suma, con toda persona susceptible de proporcionarle informaciones de primera mano, de la cual trata de cruzar su pertinencia con otras fuentes. Su notoriedad, su cortesía y el respeto que él inspira permiten tales intercambios.
Sus relaciones con los geógrafos del mundo académico son numerosas, pero sujetas a los vaivenes de sus exilios políticos que lo alejan del centro parisino. Inversamente, entabla relaciones duraderas con geógrafos de Gran Bretaña (John Scott Keltie, el joven Halford Mackinder…), de Suiza (Charles Knapp…), de Bélgica (Émile Patesson, el sociólogo Gullaume de Greef…) o de otros lugares (Oscar Peschel…). En Francia, es miembro de la Sociedad de Geografía de París, que frecuenta asiduamente tras su admisión en julio de 1858 y que trabaja activamente, por una petición, para liberarlo de su prisión por su participación en la Comuna de París.
Durante su exilio y en ocasión de viajes a París después de su amnistía de 1879, entra en contacto con varios geógrafos (Louis Raveneau, Marcel Dubois…), sin hablar de los geógrafos de su propia familia (Onésime Reclus, Franz Schrader…). Por otra parte, Henry Duveyrier (1849-1892), miembro de la Sociedad, presiona a Eliseo Reclus para que acepte la medalla de oro anual (1892).
La posteridad de Eliseo Reclus en la geografía plantea problemas de interpretación. Los obituarios que le consagran en diferentes revistas de geografía del mundo, firmados por nombres conocidos (Gallois, Brunhes y Girardin, Boule, Geddes, Marinelli, De Greef…) demuestran que su prestigio es inmenso en el momento de su deceso.
Durante las décadas siguientes, la referencia a sus trabajos se desvanece poco a poco, aunque el historiador Lucien Febvre (1878-1956), con formación de Proudhon, continúa invocándolo. Pero un admirador inicial como Jean Brunhes (1875-1950) termina por enviarlo a las notas de pie de página.
En el fondo, la geografía de Reclus perturba al mundo académico porque, al referirse al anarquismo que las fuerzas estatales e institucionales rechazan, atraviesa los límites disciplinares combinando la historia, la antropología y la ciencia política. Ella sacude a Vidal de la Blache (1845-1918) y a la geografía vidaliana por sus puntos comunes (el medio, la naturaleza, la región…) y sus divergencias (universalidad, cosmopolitismo, crítica de los imperios, geografía social y no geografía humana nominativamente…). En la medida en que el discurso científico oficial pretende dejar de lado la política y la ideología en nombre de la objetividad, la marginación de Reclus no es jamás frontal.
Sin embargo, L’Homme et la Terre es reeditada en una versión abreviada en 1931 por Gustave Goujon, Paul Reclus (el sobrino de Eliseo) y Aimé Perpillou (docente en la Sorbona). Mientras que los anglófonos no lo pierden de vista (Mikesell, Dunbar…), en Francia, Yves Lacoste lo redescubre a principios de la década de 1970, principalmente al dirigir la tesis de Béatrice Giblin. Los artículos consagrados a él en la revista Hérodote y la publicación de fragmentos elegidos de L’Homme et la Terre por parte de Béatrice Giblin (1982) le dan una nueva notoriedad, admitida por La Agrupación de Interés Público RECLUS (1984-1991) dirigida por Roger Brunet, quien toma su nombre como un acrónimo (Red de Estudios de los Cambios en las Localizaciones y las Unidades Espaciales).
La exhumación de Reclus en Francia obedece a varias lógicas tanto académicas como ideológicas en un contexto post-sesenta-ochentoso. Para Lacoste, la referencia a Reclus permite volver a filtrar la geopolítica criticando la antigua geografía vidaliana y la nueva geografía cuantitativa. Para Brunet, es la ocasión de tomar distancia con el marxismo, incluso con el estructuralismo, utilizando el sistemismo de Reclus y relanzando el antiguo proyecto muy francés de geografía universal.
A partir de la década de 1990, una nueva generación de geógrafos, de convicción anarquista o próxima a las idead de libertad, se ocupa de promover una geografía social y ambiental reclusiana a partir tanto de los textos de Eliseo Reclus, como de Piotr Kropotkin y Lev Metchinikoff. Varios especialistas vuelven a considerar la herencia de Reclus en la historia del pensamiento geográfico (Marie-Claire Robic, Vincent Berdoulay, Christophe Brun, Jean-Marc Besse, Franco Farinelli, Jean-Baptiste Arrault, Isabelle Lefort, Federico Ferretti…). El gran público es seducido por la trayectoria, la ética y la escritura de Reclus.
Al dirigirse al corazón y a la razón, a la poética y a lo racional, a la emoción y al compromiso, la geografía de Reclus aparece como innovadora a la vez para su época –en que él introduce temáticas y enfoques modernos-, y para la nuestra.

Philippe Pelletier

 

Elementos bibliográficos:

-BRUN Christophe (2014) : Élisée Reclus, les grands textes. París, Flammarion, 514 p.
-CORNUAULT Joël (2008) : Élisée Reclus, six études en géographie sensible. París, Isolato, 106 p.
-CREAGH Ronald (2013) : Élisée Reclus et les Etats-Unis, suivi de son “Fragment d’un voyage à la Nouvelle-Orléans“. París, Noir & Rouge, 62 p.
-DUNBAR Gary S. (1978) : Élisée Reclus : Historian of nature. Connecticut, Hamden, Archon, 194 p.
-FERRETTI Federico (2014) : Élisée Reclus, pour une géographie nouvelle. París, C.T.H.S., 450 p.
-FERRETTI Federico, PELLETIER Philippe (2013) : « Sciences impériales et discours hétérodoxes : Élisée Reclus et le colonialisme français ». L’Espace géographique, 42-1, p. 1-14.
-GIBLIN Béatrice (1982) : « Présentation ». Élisée Reclus, l’homme et la terre, París, La Découverte, I, p. 5-99.
-LEFORT Isabelle et PELLETIER Philippe éd. (2013) : Élisée Reclus et nos géographies, textes et prétextes. París, Noir et Rouge, 458 p.
-PELLETIER Philippe (2013) : Géographie & Anarchie, Reclus, Kropotkine, Metchnikoff. París-Chaucre, Éditions du Monde libertaire et Éditions libertaires, 636 p.
-SARRAZIN Hélène (2004) : Élisée Reclus ou la passion du monde. París, Éditions du Sextant, con una introducción de Kenneth White, 242 p.