Configuración

Concepto morfológico que describe un conjunto de objetos geográficos ordenados según una disposición más o menos perenne, que mantiene de modo durable sus dimensiones y posiciones relativas. La noción se aplica no sólo a estructuras elementales como mosaicos de superficies, formas de redes, o semilleros de puntos, sino también a tramas compuestas por estos diferentes elementos.

La configuración puede abarcar una simple descripción de formas a partir de un paisaje concreto o de una representación estadística: un cruce con cinco ramales, una hidrografía en bayoneta, un plan urbano en damero o radioconcéntrico, una concentración industrial, una aureola de difusión. Puede también corresponder a la estructura de un sistema, cuando sus elementos tienen una definición funcional: una red urbana macrocéfala, una organización de tipo centro-periferia para flujos de relaciones o de intercambios, un servicio fractal por una red de transporte jerarquizada. Entre las simples referencias morfológicas y las estructuras complejas del espacio organizado, las estructuras espaciales elementales son configuraciones recurrentes a las cuales se asocian funcionamientos-tipos de relaciones. Algunos las han considerado, por analogía con las palabras de un lenguaje, como coremas, susceptibles de entrar en una combinación de signos para producir una variedad de formas de organización legibles en el espacio geográfico.

Una simple forma puede ser puesta en correspondencia con un funcionamiento que ella canaliza y somete a su dimensión: de este modo el urbanismo en dameros descentralizado de Cerdá se opone al modelo jerarquizado en niveles de centralidad del plan urbano radioconcéntrico. La identificación de una configuración incita entonces a la reflexión sobre las relaciones entre la forma y la función, entre la estructura y el sistema de interacciones que la ha engendrado. Los principales tipos de configuración observables son producidos por el funcionamiento reiterado de interacciones en un sistema: el drenaje hídrico bajo la tensión gravitatoria produce la estructura arborescente de las redes hidrográficas, modelada por la tectónica y la litología; las estructuras centro-periferia, frecuentemente observadas a la escala de una ciudad o de una región son producidas por las disimetrías, cualitativas y cuantitativas, de los intercambios entre estas zonas.

Como contrapartida, la configuración produce tensiones sobre las interacciones sociales en la zona considerada. De este modo, una jerarquía urbana, o una red urbana macrocéfala, o una diferenciación del nivel de vida producida por un sistema político de intercambio desigual tienen en general tendencia a automantenerse. La configuración puede adaptarse, algunas veces transformarse, a reglas de ordenamiento o a bifurcaciones mayores en el sistema de interacciones que la produjo.