Gentrificación
La gentrificación designa una forma particular de aburguesamiento que se refiere a los barrios populares y pasa por la transformación del hábitat, incluso del espacio público y de los comercios. Esta noción se inserta en el campo de la «segregación» social e implica un cambio en la división social del espacio intraurbano, que pasa por su transformación física.
En su origen, gentrificación es un neologismo inglés inventado en 1964 por Ruth Glass, socióloga marxista, a propósito de Londres. El término está compuesto a partir de gentry, palabra que remite a la pequeña nobleza terrateniente en Inglaterra, pero también, más comúnmente, a la buena sociedad, a las personas bien nacidas, en un sentido peyorativo. Esta nueva palabra tiene por lo tanto un sentido crítico en relación con el proceso que designa. En Londres, en los años 1960, se trataba de la rehabilitación del antiguo hábitat popular a través de su apropiación por parte de parejas ricas, en particular en el distrito de Islington, al norte de la City. Recién en los años 1970-1980 la noción es retomada por investigadores ingleses y norteamericanos, principalmente geógrafos, quienes teorizan sobre el concepto. La gentrificación se reconoce como una «bifurcación» en la evolución social de los barrios centrales degradados de las grandes ciudades, imitando los modelos de ecología urbana de la Escuela de Chicago. Se habla entonces de “vuelta al ‘centro’” de las clases altas, aunque se comprueba que se trata más bien de una no partida al «suburbio» que de un verdadero retorno. En los años 1980-1990, los debates son vivos y tratan principalmente sobre las causas de este proceso: Neil Smith sostiene que la gentrificación está ante todo ligada a una reinversión [de capitales] en el centro por parte de los poderes públicos y los actores inmobiliarios privados, produciendo una nueva oferta de alojamientos de lujo en los antiguos barrios populares; por el contrario, David Ley lo explica principalmente por las elecciones individuales de las familias gentrificadoras, salidas de una nueva clase media que se caracteriza por nuevas elecciones residenciales. Para explicar esta nueva preferencia de las clases media por el «centro», varios trabajos ponen en evidencia la importancia del lugar de las mujeres, a la vez activas y algunas veces criando solas a sus niños, o la afirmación de modos de vida diferentes como las parejas homosexuales. Sólo recientemente, desde mediados de los años 1990, los investigadores se interesan en particular en el papel de las políticas públicas en la gentrificación y en sus consecuencias sobre las clases populares, la mayor parte del tiempo despojadas en la periferia. Con Neil Smith, geógrafo marxista discípulo de David Harvey, una fuerte corriente de geografía radical estructura el campo de la gentrificación, dándole un basamento crítico.
La gentrificación ha sido identificada, en un primer momento, como un proceso de reapropiación, por parte de las clases medias, de los centros urbanos descuidados de las ciudades norteamericanas e inglesas. Comienza con la revalorización sistemática de los centros de las ciudades norteamericanas en los años 1950-1960 y la reconstrucción de éstos en Inglaterra en la misma época. Se extiende en los años 1970-1980, acompañada frecuentemente por movimientos de resistencia. La recesión de los años 1990 llevó a algunos a predecir la finalización del proceso, e incluso un movimiento inverso, que fue rápidamente invalidado por los hechos: la gentrificación se retomó al máximo y se generalizó en los años 2000, sin ocasionar más resistencia. Actualmente se ha convertido en un objetivo mayor de las políticas urbanas en numerosas ciudades del mundo, donde los poderes públicos desempeñan un papel de primer plano en la reapropiación de los centros por parte de las clases acomodadas en detrimento de las clases populares. Paralelamente, el proceso ha evolucionado en sus formas y no se limita más a una nueva habilitación progresiva de los barrios populares en manos de las familias acomodadas. La gentrificación incluye múltiples formas de transformación de espacios populares, no necesariamente residenciales –como los espacios industriales, y en particular los antiguos docks- ya sea por la moderna habilitación o la construcción nueva (new-build gentrification), por la iniciativa de los poderes públicos, de promotores privados o de nuevas familias residentes. No se limita más tampoco al centro de las ciudades, y gana los suburbios, en general bien conectados con el centro urbano.
En Europa continental, tales procesos habían sido estudiados desde los años 1960-1970, principalmente en el Centro de Sociología Urbana de Nanterre, que estudió y criticó vivamente las operaciones de renovación conducidas por el Estado en la región parisina. Pero la noción de gentrificación se utiliza desde hace poco tiempo en la literatura científica francesa. Recién en 2003 (Bidou-Zachariasen C.) una primera obra en francés fue consagrada explícitamente a ella e hizo su aparición en los diccionarios científicos. Desde su invención, la connotación del término ha cambiado y varía según los contextos culturales: en el mundo anglosajón, ha pasado al lenguaje corriente y ha perdido en parte su carga crítica luego de campañas de valorización efectuadas por los promotores y los poderes públicos; “gentrificación” es entonces sinónimo en este caso de “renacimiento” o de “regeneración urbana”, ignorando los mecanismos de segregación que ella involucra. A la inversa, en Bélgica o en Alemania, el término es siempre percibido como fuertemente crítico, como lo atestigua el arresto de los investigadores alemanes Mathias Bernt y Andrej Hola en 2007 en Berlín, acusados de “formar parte de una asociación terrorista” a causa de su proximidad con los medios activistas de resistencia a la gentrificación. En Francia, la palabra permanece instalada en la esfera científica y es poco utilizada por los medios masivos de comunicación, que prefieren hablar de “bobos” o de “bobización”; adornado del aura de los términos ingleses, no parece que sea polémico.