Paisaje visible
La naturaleza y los hombres producen objetos que se ven en los paisajes; los individuos y las sociedades perciben éstos en imágenes. Entre los dos, en interfase, es indispensable examinar cómo se pasa de unos a otros trabajando sobre un subsistema particular del sistema, el paisaje visible. El adjetivo visible indica claramente que el paisaje se sitúa antes de toda percepción, cuando las imágenes sólo existen potencialmente; es por consiguiente totalmente físico, comprendidos en él los efectos de óptica (espejismos, juegos de espejos…). Todos los puntos del espacio ofrecen paisajes visibles, bajo ángulos variados; poco importa que ya hayan sido muy vistos y nombrados, o que ninguna mirada los haya hecho aflorar jamás.
El paisaje visible está constituido por dos colecciones (la de los objetos y la de los elementos de la imagen), extraídas de clichés o del terreno; éstas están unidas por flujos de información de la primera a la segunda: un objeto dado, solo o asociado a otros, uno o varios elementos de la imagen. La colección de objetos se descompone en subconjuntos en función de los productores: abióticos, (topografía, modelos, hidrografía…, faltan aquí aún los estados del cielo), bióticos (todo lo que concierne a la vegetación, comprendidos aquí los resultados de las prácticas agrícolas) y antrópicos (las construcciones de los hombres en dos subconjuntos: los establecimientos puntuales más o menos extendidos y las redes). Estas categorías planteadas son groseras, pero pueden ser afinadas indefinidamente por encaje sistemático.
La colección de los elementos de una imagen comprende dos grupos: los que permiten ver los volúmenes y los que los envuelven. El primero comprende el corte en planos, las líneas que dibujan perfiles perpendiculares bajo la mirada, y las que tienen fugas en profundidades hacia el horizonte, los radiales. El segundo está compuesto por los aspectos de superficie, con sus disposiciones (área o mancha, rasgo o línea, punto), su color, su grano o textura.
Para cada imagen se construyen colecciones sistemáticas teniendo en cuenta el peso visual de todos los componentes, plano por plano. Esto permite evaluar las contribuciones de cada uno a las conexiones que se establecen entre los objetos y las imágenes: una vertiente forestada con resinosos diseña una parte de un perfil y da un tinte verde sombrío y un grano agudo a su cobertura; en un valle, el perfil en artesa de un plano está constituido primero por las vertientes suaves erguidas luego en cornisas, por la llanura aluvial plana y la superficie del río cuya agua calma se ve espejada, etc. Esta lectura minuciosa ayuda a estimar el valor informativo de las imágenes, a tomar en cuenta las convergencias de formas; inicia una práctica científica del análisis del paisaje. Se pueden corregir así eventuales debilidades del “sentido del terreno” que pretenden remontar intuitivamente de la imagen percibida a los sistemas productores, marcha a menudo catastrófica en el trabajo pedagógico y la investigación en geografía. Esto autoriza por otra parte a cartografiar los elementos de la escena paisajística por lo que ofrecen a la vista; la superposición de cartas analíticas de los objetos que las componen no lo hace jamás. Esto supone evidentemente que el análisis de los paisajes visibles sobrepasa la visión única de un sitio para estudiar las colecciones espacialmente representativas. El estudio de cada imagen conduce a tomar en cuenta la importancia de las máscaras eventuales, el peso de las herencias, la variación en la naturaleza y la intensidad de la información obtenida en función de la profundidad de los planos, etc. Este tipo de análisis permite evocar y controlar la sensibilidad visual, que es lo propio del paisaje, y compararla con la sensibilidad funcional del sistema productor: “se puede muy fácilmente imaginar que un lugar contaminado dé lugar a un bello paisaje, y a la inversa, que un lugar no contaminado no sea necesariamente bello” (Bernard Lassus, paisajista).
Ver también: PAISAJE según el LABORATORIO THEMA
Laboratorio THEMA CNRS-UMR 6049, Francia
Notas de traducción:
– THEMA significa “Téoriser et Modéliser pour Aménager”, y en español, “Teorizar y Modelizar para Ordenar”.
– CNRS-UMR significa Centro Nacional de la Investigación Científica, Unidad Mixta de Investigación.