Doreen Massey
Doreen Massey (1944–2016) es una geógrafa británica que participó en las transformaciones que conoció la disciplina en el cambio del siglo XX al XXI. Marcada muy tempranamente por un relato crítico de la institución universitaria (Freytag et Hoyler 1999), la carrera de Massey es la de una intelectual comprometida, que juega con las cartas ideológica y académica. De este modo se aleja, por razones biográficas ligadas a su trayectoria social ascendente, de un modelo de investigación en ciencias sociales que tiende hacia el imperativo de la neutralidad axiológica (Freytag et Hoyler 1999).
Egresada de la Universidad de Oxford con un Bachelor en geografía económica, después con un máster en Ciencias Regionales en la Universidad de Pensilvania en 1972, se vincula en 1968 al Centro de Estudios Ambientales, una institución fundada por el gobierno laborista de Harold Wilson, con la misión de tratar problemas sociales del ordenamiento urbano. Después del cierre del CES por parte del gobierno de Margaret Thatcher en 1979, Massey ocupó empleos temporarios en la London School of Economics [Escuela de Economía de Londres], luego en la Universidad de Berkeley, antes de conseguir el puesto de profesora de Geografía en la Universidad de Open en 1982, hasta su jubilación en 2009 y, después de obtener el rango de Profesora Emérita de Geografía ese mismo año, hasta su deceso. Entre otros reconocimientos, obtuvo el premio Vautrin Lud en 1998.
-El espacio en el corazón del análisis
El comienzo de la carrera de Massey, en la década de 1970, está marcado en geografía por el surgimiento de una crítica de la geografía positivista fuertemente matematizada de Fred K. Schaefer y William Bunge, que rechazaba principalmente la idea de importaciones de otras disciplinas en geografía. En los primeros trabajos de distintos autores (Barras et al. 1971; Massey y Batey 1977; Massey y Meegan 1982), se trata por ejemplo de incluir las aproximaciones en términos de dominación en el análisis. Este período conduce en 1984 a la aparición de Spatial Divisions of Labour: Social structures and the geography of production [División espacial del trabajo: estructuras sociales y geografía de la producción]. En él Massey formula una aproximación original de la cuestión de las pérdidas de empleo industrial en Gran Bretaña: antes que explicar las transformaciones del empleo en término de recursos asignados a los distintos territorios, ella propone a la inversa: ver esos territorios en relación, insistiendo en mecanismos de desarrollo desigual que reflejan relaciones sociales de clases.
Como continuación de esos trabajos, Massey participa en la reformulación de una geografía en diálogo con las otras ciencias sociales. Es el propósito de su segunda obra notable, Geography Matters! A Reader [¡La Geografía importa! Un lector]. La geografía humana se define allí a través de las tres relaciones principales que ella estudiaría por vocación: entre los fenómenos sociales y su espacialidad por una parte, y entre sociedad y ambiente natural por otra parte; pero igualmente entre distintas dimensiones de la vida social (lo económico, lo social, lo político, etc.). El tono crítico volvió igualmente a otras ciencias sociales a través del imperativo de la espacialización: si lo espacial es un constructo social, lo social es del mismo modo un constructo espacial.
El concepto de espacio es central en la reflexión de Massey hasta en su penúltima obra aparecida en 2005, For Space [Para el espacio]. Aunque la autora expone mucho acerca de lo que el espacio no es desde sus primeras obras (no un receptáculo de la acción social, no una distancia trazable en una carta, etc.), da en For Space una definición más precisa de lo que es el espacio, es decir, un conjunto de relaciones. En esta aproximación la definición de lo espacial para Massey se hace abandonando casi totalmente la cuestión del carácter material del espacio, para privilegiar un rasgo más distintivo, la multiplicidad: “[Nosotros] comprendemos el espacio como la esfera de posibilidad de existencia de una multiplicidad, entendida como una pluralidad simultánea; como la esfera en la cual varias trayectorias distintas coexisten; como la esfera, desde entonces, de la heterogeneidad coexistente. Sin espacio, no hay multiplicidad; sin multiplicidad, no hay espacio” (2005, p. 9). Al mismo tiempo, Massey en la misma obra vuelve sobre la distinción, que ella considera superable, entre espacio y lugar. El lugar, para Massey, corresponde siempre a una historia plural inscrita en un espacio, y no es ni cerrado, ni discreto. La geografía aprehende por lo tanto lugares definidos como “conjunto de historias-hasta-el-presente” (colección de “stories-so-far”), articuladas en un conjunto, el espacio, que refleja las relaciones sociales –principalmente de dominación, lo cual en el léxico propio de Massey se traduce en términos de “geometrías-poder” (power-geometries)-.
-Interseccionalidad y pluridisciplinariedad como elecciones epistemológicas
Aunque Massey no se refiera a eso frecuentemente, su trabajo a partir de la década de 1980 está marcado por una interseccionalidad metodológica consistente en leer paralelamente las cuestiones de clase, de raza, de lugar, de género, etc. De este modo, ella abarca principalmente varias agendas de investigación, abiertas para “A global sense of place” [“Un sentido global del espacio”] (Massey 1994). Se trata de integrar dimensiones suplementarias, a saber: el poscolonialismo y el feminismo. Es importante notar que la aparición de Doreen Massey como geógrafa feminista no se produce sin enfrentamientos, y se beneficia de la interacción con intelectuales como Paul Gilroy o Stuart Hall. Se trata de producir la reconciliación hasta entonces contradictoria entre la agenda marxista, un compromiso militante, y algunos debates en el seno de la geografía feminista. Este proyecto se beneficia de la difusión de las ideas “posmodernas”, en particular en su crítica de los espacios de producción de la ciencia, en los que ella se detiene al describirlos como provenientes de un punto de vista situado (Massey 1991). Massey propone así fundamentalmente colocar la cuestión del género en el corazón de sus encuestas.
De este modo aparece en Geography Matters! [¡La geografía importa!], el artículo “A Woman’s Place” [“El lugar de la mujer”], con Linda McDowell como coautora, así como un trabajo con Hilary Wainwright intitulado “Beyond the Coalfields : The Work of the Miners’ Support” [“Más allá de los campos de carbón: el trabajo de apoyo a los mineros”], que insiste en la co-construcción de las identidades obreras, locales y feministas en la Inglaterra principalmente minera, en particular en el marco de los conflictos obreros de los años 1984-1985. Si bien las cuatro diferentes regiones estudiadas en “A Woman’s Place” [“Un lugar para la mujer”] permanecen marcadas por un modelo patriarcal; éste varía según las formas de actividad económica que allí se desarrollan, entre la muy fuerte dominación masculina de los pueblos mineros del noreste de Inglaterra, y la presencia de mujeres en ciertas fábricas de tejidos de algodón del Lancashire, lo cual garantiza tanto un acceso al salario como una capacidad de sopesar las relaciones de poder no sólo en el nivel industrial, sino también en las relaciones entre los sexos (por el desarrollo de los movimientos de “sufragistas”).
El propósito va más allá en Space, Place and Gender [Espacio, lugar y género] y en el artículo “Flexible Sexism”, que opone a los trabajos de Edward Soja y David Harvey una relectura feminista: en palabras de la autora, el feminismo cesa de ser una herramienta que sirve para estudiar las relaciones de género para volverse un recurso universal, que pueda ser empleado legítimamente para juzgar sin detenerse en el objeto “género”. El conjunto de esta empresa se construye igualmente sobre una aproximación pluridisciplinar, ya se trate de multiplicar las disciplinas (sociología, estudios culturales, geografía física, antropología, etc.) o los métodos y las fuentes (análisis de películas, de textos, etnografía, etc.).
La cuestión poscolonial es igualmente aprehendida por la autora a través de la crítica de la idea de una “comprensión del espacio” por la mundialización, principalmente en Space, Place and Gender. Si la mundialización se percibe como una “reducción de las distancias”, es para Massey porque está pensada por aquellos que se sitúan “del lado de la recepción” de esta reducción: pensar la mundialización desde el punto de vista de los otros conduce a ver por el contrario la imagen de un espacio cada vez menos practicable, y con distancias más grandes. El establecimiento de un lazo mecánico entre mejoramiento de las tecnologías de movilidad y “reducción del espacio”, sin tomar en cuenta el aparato sociopolítico que condiciona y gestiona el acceso a dicha movilidad, para concluir en una “reducción de las distancias”, es para Massey el efecto de un cierto colonialismo epistemológico.
Una intelectual política y comprometida
Por efecto de su posición pluridisciplinar, las contribuciones de la autora están, la mayor parte del tiempo, pensadas y escritas en el marco de una conversación más amplia con otros campos y otros autores. Este aspecto puede dar materia para crítica: primeramente puede aparecer al lector la impresión de una obra incompleta y repetitiva, cargada ocasionalmente de propósitos implícitos, impresión reforzada por el lenguaje propio de Massey, rico en neologismos. La cuestión de la relación crítica con la institución universitaria de una autora reconocida fue también planteada por Trevor J. Barnes, quien notaba en 1995 que la corriente crítica a la cual pertenecía Massey se había vuelto de hecho dominante en geografía humana (Barnes, 1995). A pesar de estos reproches, el trabajo de Massey recibió pocas críticas académicas de fondo.
Es importante distinguir el compromiso de Massey en torno a los problemas del feminismo, de las luchas de Inglaterra obrera, del Estado de bienestar inglés, luego de las desigualdades de desarrollo. Esta actividad de intelectual comprometida se advierte particularmente en la creación, en 1995, del periódico Soundings [Sondeos] junto a Michael Rustin y Stuart Hall, con el objeto de proponer un conjunto de discusiones de izquierda para elaborar una agenda y posibilidades de reformas. Este proyecto conduce a The Next Ten Years, Key Issues for Blair’s Britain [Los próximos diez años, temas clave para la Gran Bretaña de Blair] en 1997, junto a los mismos autores. El fracaso de este período y la elección de su concepto “geometría-poder” como cuarto motor de la revolución socialista llevada a cabo bajo el gobierno de Hugo Chávez, aleja a Massey de la socialdemocracia en los años 2000, llevándola a una casi ruptura con esta ideología. Dicha ruptura conduce, entre otras causas, a otra gran contribución colectiva, con la organización de los encuentros que rematan en la aparición, en 2015, de After Neoliberalism? The Kilburn Manifesto [¿Después del neoliberalismo? El manifiesto de Kilburn], un conjunto de textos que parten de la constatación de que la crisis económica de 2008 no provocó una crisis ideológica en el seno del capitalismo, y de la urgente necesidad de la izquierda de reproducir una hegemonía ideológica.
Alex Mahoudeau