Este
Es uno de los puntos cardinales. Su uso en la lengua corriente sobrepasa ampliamente su simple y corta definición. Además, parece ser un punto un poco más cardinal que los otros. El este, por donde sale el sol, tiene importancia en muchos universos simbólicos de todas las épocas, desde el Imperio del Sol Levante hasta los cultos solares del Egipto antiguo. Uno se orienta en relación con el este. Es también una dirección fundamental del fen sui. El este cambió, de un sentido religioso particular en toda Europa y la Cuenca Mediterránea -puesto que indica a los creyentes de las religiones del Libro la dirección de Jerusalén- para unos, a La Meca para otros: esto condiciona principalmente la orientación de varias iglesias de la Cristiandad latina europea, cuyo corazón está dirigido hacia el este. En las «latitudes» altas y medias, la circulación atmosférica dominante se da de oeste a este, lo cual tiene consecuencias tanto sobre la orientación de las casas, como sobre la distribución de las precipitaciones en la escala de un macizo o de un «continente»; las vertientes o fachadas este son, en estas latitudes, menos húmedas que sus homólogas occidentales.
Lugar: si un «lugar» no puede ser, en sentido absoluto, considerado como “al este”, el término es, sin embargo, ampliamente empleado para designar conjuntos geográficos en todas las escalas. Se trata entonces, bien entendido, de designar, en un sistema relativo, comarcas que se encuentran al este de un lugar reconocido como central. Límites: los límites orientales del este son algunas veces evidentes (este de Francia, África del Este), otras veces indeterminados (¿allí donde se acaba el este de la región parisina?). Acepciones políticas: en el contexto específico de la guerra fría, el término fue usado de un modo considerable, y la confrontación Este-Oeste marcó las relaciones internacionales durante decenios. Moscú y Washington tomaron Europa como postura central, de allí el uso rápidamente expandido de la expresión “País del Este” para designar en la lengua corriente –desde Estados Unidos hasta Europa occidental liberal- los países europeos del campo socialista. El Este era tanto más evidentemente asignado, en ese campo que se recuperaba para Berlín, en la escala urbana, a la división entre un Oeste liberal y un Este comunista. Sin embargo, nunca se hablaba de “país del Oeste” sino de Europa Occidental. Este empleo anclado en un contexto geopolítico preciso no sobrevivió a la desaparición del bloque comunista. Los “Países del Este” y la “Europa del Este” naufragaron, dejando lugar a Europa central y oriental, términos menos cargados de recuerdos de la confrontación Este-Oeste. Se vio florecer de este modo la expresión deliciosamente paradójica de “ex países del Este”.
El Este está cargado de connotaciones particulares en el mundo ruso. Desempeña un papel simbólico de espacio pionero –el “durante” del Oeste americano-, y esto ocurre desde el siglo XVI. La gran avenida que abandona Moscú hacia el Este se llama desde la época soviética la Calzada de los Entusiastas, ellos prestos a partir hacia el lejano Este para poner en valor los inmensos espacios situados entre el Ural y el Pacífico. Pero es también, vista desde la Rusia central, la dirección simbólica de la deportación y la relegación, desde la época zarista hasta el siglo XX incluido. La realidad de la geografía de la concentración soviética era ciertamente mucho más compleja, el Gulag menos oriental de lo que se pudo decir (Brunet 1981), pero los campos más emblemáticos, los más temidos eran los del Extremo Oriente (principalmente la Kolyma descrita por V. Chalamov). En los conflictos del Cercano Oriente, la guerra de 1948 condujo a la formación de una Jerusalén este árabe netamente distinta del resto de la ciudad, que pasa sucesivamente desde el control jordano al israelita. El Este de la ciudad es aquí el lugar de tensiones y de confrontaciones violentas, en un fondo religioso mayor, puesto que allí se hallan el Muro de los Lamentos, la Explanada de las Mezquitas y el Santo Sepulcro.
Este y: una síntesis redactada en francés traduce aquí, seguramente más que para la mayor parte de las entradas de la enciclopedia Hypergéo, los límites del uso francófono de un término. En francés, en efecto, el Este y el «Oriente» son cosas distintas. Ahora bien, en alemán (Ost), en ruso (Восток-Vostok), en inglés (East), [NT: en español (este)], el término este es utilizado indiferentemente para designar el punto cardinal y el Oriente nacido de la imaginación europea. ¡Este oriente de los occidentales, que ha suscitado pasiones, curiosidades y descubrimientos desde hace siglos, hasta el punto de lograr la creación de una disciplina específica, el orientalismo (analizado por E. Said), corresponde a un espacio que se extiende desde Marruecos hasta Asia oriental! Hace más referencia a la representación occidental de la alteridad, de un Este/Oriente visto como fascinante, complejo e indescifrable, que a una delimitación argumentada de un espacio.