Fundamentos epistemológicos

El análisis espacial remite a uno de los principales empleos del término espacio, común para los geógrafos, para los especialistas de economía espacial o de ciencia regional. El espacio es aquí un espacio relativo, producido, definido por las relaciones entre los lugares que se establecen por medio de las interacciones entre actores sociales localizados. Este concepto es distinto de los conceptos más englobantes del medio y de territorio o de región. El espacio que entra en el proyecto explicativo del análisis espacial no se confunde con la totalidad de la interface tierra/atmósfera/sociedades humanas, que es el objeto de estudio de los geógrafos.

Esquemáticamente, con respecto a la problemática de la geografía clásica, que analizaba las relaciones «verticales» entre los medios naturales y las sociedades, el análisis espacial se interesa principalmente por las interacciones «horizontales» entre los lugares. La espacialidad sería en consecuencia una parte, un subconjunto, de la geograficidad.

En este marco, el desarrollo de teorías y de modelos específicos se apoya sobre una posición epistemológica que supone, por un lado, una cierta autonomía del hecho espacial, una especificidad de este componente de la organización de la vida social, y por otro lado, la existencia de leyes o de reglas generales de la espacialidad, que permiten explicar, en las distribuciones o los sistemas geográficos, lo que depende sobre todo de disposiciones sociales, independientemente de la variabilidad de las condiciones ofrecidas por los medios naturales. Los modelos de análisis espacial pueden, por un lado, resumir las estructuras de los sistemas geográficos, que describen las configuraciones estables: éstas son los modelos estáticos; por otro lado, pueden simular los procesos de la génesis y la evolución de estos sistemas: se trata entonces de modelos dinámicos.

El proyecto del análisis espacial sería por consiguiente el de estudiar esta «espacialización» o puesta en el espacio de la superficie terrestre por las sociedades humanas. En su origen, como reacción contra una tradición idiográfica de la geografía, preocupada por ilustrar y explicar la unicidad de cada lugar, el análisis espacial se plantea como una aproximación nomotética, orientada hacia la investigación de modelos y leyes generales.