Insularidad
Si todo el mundo está de acuerdo con reconocer una especificidad geográfica a las islas, especificidad ligada a la discontinuidad geográfica entre tierra y mar, no obstante, las manifestaciones generadas por esta situación geográfica que se agrupan bajo el término insularidad, no son percibidas de la misma manera según los autores y las disciplinas. La gran diversidad de las islas entre sí a la escala del planeta, pero incluso igualmente a la escala de un país o de una región, es una realidad reconocida por los geógrafos desde hace mucho tiempo. Las particularidades geográficas de las islas constituyen igualmente una realidad admitida por todos. Sin embargo, algunos se rehusan a reconocer en la insularidad valores particulares: la isla debe ser considerada como un espacio con el mismo título que otros, como la montaña, la llanura o el valle… La insularidad aparece entonces como un simple objeto geográfico. Otros, por el contrario, ven en la insularidad el corazón de las problemáticas que atañen a las islas y colocan su estudio en el centro de sus cuestiones científicas.
El análisis de la insularidad se apoya predominantemente, pero no únicamente, en datos cuantificables, y culmina en la definición de diferentes índices que permiten clasificar, según criterios variados, las islas entre sí. Con el cálculo de estos índices se pretende responder a cierto tipo de interrogantes: ¿algunas islas son más islas que otras? ¿A partir de qué tamaño el islote se convierte en una isla? ¿A partir de qué superficie la isla se considera un continente? Esta aproximación, que apunta a una clasificación tipológica de las islas, esencialmente sobre bases espaciales o demográficas, es discutida, notoriamente por los geógrafos representantes de la corriente de la geografía cultural. Como prefieren ignorar los debates que apuntan a eliminar tal o tal isla, porque se juzga que es muy grande o muy pequeña, muy poblada o no lo suficiente, buscan más evocar una insularidad social.
De este modo, para Philippe Pelletier, la insularidad es la relación dinámica que se construye entre un espacio insular y la sociedad que allí vive, y la cuestión del tamaño es en su opinión menos importante que la de la ocupación humana. François Doumenge, con la intención de desarrollar y enriquecer esta aproximación cuantitativa y cualitativa de la insularidad, creó diferentes índices basados en datos geográficos o estadísticos. Para este último, la insularidad se afirma tanto más cuanto más aislada sea la posición de las otras islas, y sobre todo de un continente, y la insularidad no es real sino cuando el conjunto emergido se halla enteramente sometido a las influencias marinas.
El concepto de insularidad no es empleado únicamente por los geógrafos. Los economistas, los demógrafos y los estadísticos han reflexionado igualmente sobre la importancia de la isla en el campo económico y político. Pero los naturalistas se interesaron ciertamente más y desde hace mucho tiempo por las islas y por sus aportes teóricos para las ciencias que derivan de la biología. Los trabajos científicos de los biólogos que tratan sobre las islas y los islotes permitieron desarrollos esenciales en el marco de las teorías de la evolución de las especies y de la insularidad.
Ver también: océano