Medios y costos de valoración

En su temor de dar demasiada importancia al determinismo mecanicista y simplista del medio físico, abusivamente asimilado al «determinismo», los geógrafos rechazan el empleo de expresiones como las de «medios difíciles» o «medios repulsivos». Con esta actitud sin matices parece que uno se priva de la introducción de un factor importante de la diferenciación espacial.
Recurrir a la noción de «costos de la valoración» por las sociedades humanas parece apropiado para permitir analizar eficazmente relaciones complejas. Toda sociedad es llevada, para asegurar su supervivencia en un espacio dado, a hacer un cierto número de esfuerzos, a proceder a acciones que tienen un cierto costo. Conviene dar al término un sentido amplio: costos evaluables en términos monetarios, ciertamente, pero también en cantidad de trabajo, en gastos de formación de los trabajadores para modificar la calidad del trabajo. Se puede incluso definir un «costo» de la organización necesaria para poner en marcha los esfuerzos colectivos necesarios. Esos costos pueden ser confrontados con los resultados obtenidos, los cuales pueden calificarse como «beneficios», a condición de dar al término un sentido amplio simétrico al que se le da a «costo».
Los medios a los cuales se encuentran confrontadas las acciones de los grupos humanos «solicitan» más o menos esfuerzos, costos más o menos elevados. La noción es evidentemente sólo relativa, principalmente función del nivel de las técnicas disponibles.
La instalación en ciertos medios implica costos particularmente elevados, el simple hecho de mantenerse en un lugar significa gastos de trabajo considerables. Esto tiene consecuencias sobre los modos de poblamiento que allí se dan. Es el caso de regiones áridas, cálidas o frías, donde el acceso al agua sólo es posible con el recurso a técnicas que suponen mucho ingenio, mucho trabajo, frecuentemente organizaciones apremiantes. El poblamiento es generalmente sostenido, proyectado a pequeña escala, y concierne a las poblaciones que asumen esos esfuerzos porque están sometidas a fuertes obstáculos que hacen a su historia y/o a sus motivaciones. Éstas presentan por este hecho particularidades bien afirmadas en todas partes, pero de naturaleza variada.
• El deseo de encontrar «en el desierto» un abrigo contra las persecuciones – las heréticas de todas clases de religiones están muy representadas en muchas regiones de este tipo, del sur argelino a la cuenca del Gran Lago Salado -.

• La necesidad de crear puntos de poblamiento con algunas culturas a lo largo de grandes rutas comerciales, como los itinerarios transaharianos, o los de la carretera de la seda en el borde de las masas áridas frías del Asia. Los habitantes de estas postas de enlace están frecuentemente bajo la dominación de los señores del comercio, quienes los han instalado a veces por la fuerza, o los han reducido a la esclavitud.

• La proximidad de una región de fuerte presión demográfica que se desea alivianar conduce a la búsqueda de un recurso potencial explotable con grandes costos, pero de una buena relación; el ejemplo del bajo Indo y de sus cultivos de algodón ligados a los ordenamientos del siglo XIX es significativo.

• Last but not least, la presencia de recursos minerales fuertemente valorizados que conduce al desarrollo muy costoso de «campos mineros», en medios enteramente artificiales.

En términos de relación costo/beneficio, los casos considerados muestran todos beneficios particularmente elevados, al menos para ciertos actores.
De un modo más general, se puede decir que, según los costos diferenciales de valoración, manifestados en el transcurso de los tiempos en marcos técnicos diferentes, los distintos medios no han vivido de la misma manera la historia del ordenamiento y del poblamiento, y esta diferencia deja huellas en nuestros días. Roger Dion mostró cómo los distintos medios de la cuenca parisina, definidos en términos de suelos y subsuelos, conocieron en efecto historias agrarias diferentes. Algunos, los que él califica como repulsivos, han sido regularmente los primeros abandonados y los últimos ocupados de nuevo a merced de las alternancias de períodos de crisis y de estabilidad, de decrecimiento y de presión demográfica, mientras que los medios «atractivos» conocieron una suerte simétrica e inversa. Análisis de este tipo encuentran – o deberían encontrar – un amplio campo de aplicación en las investigaciones explicativas en geografía. Evidentemente, no es posible desarrollarlos más en el marco de esta nota.
Los ejemplos tratados aquí correspondieron a medios definidos principalmente por componentes naturales. Pero no es necesario de ningún modo limitar la reflexión, en los términos propuestos, a este tipo de medios. Es evidente en particular que las huellas inscritas por las acciones pasadas de los grupos sociales modifican profundamente los costos de su ordenamiento o de su reordenamiento por las sociedades contemporáneas. El destino variado de los centros de las ciudades proporcionaría una abundante fuente de reflexión en este dominio. El mantenimiento del sitio de Venecia en su situación en el fondo del Adriático, el valor patrimonial atribuido a su arquitectura, condujeron a los constantes y considerables esfuerzos de ordenamiento bien conocidos, y se proyectan otros para el futuro, igualmente de una gran amplitud. Se encuentra una actitud muy distinta en otros contextos, por ejemplo en las ciudades norteamericanas donde se aceptan bastante fácilmente las destrucciones y reconstrucciones rápidas de los centros mismos.