Piotr Kropotkin
Piotr Kropotkin (1842-1921)
Nacido en una familia de la aristocracia rusa, el príncipe Kropotkin prometía para una carrera en el ejército o en la academia. Formado en su juventud por un preceptor francés, Poulain, antiguo oficial del ejército napoleónico, llega a la geografía por el terreno y a través del ejército, que lo envía en misión de exploración a Manchuria y al extremo oriental de Siberia (1862-1867). Al renunciar al ejército de vuelta en San Petersburgo, entra en la universidad en la sección matemática de la facultad de ciencias físicas y matemáticas, pero, como él mismo dice en sus Memorias, puede “consagrar una parte de su tiempo a la geografía”.
Sus descubrimientos en Siberia sobre la glaciación, la desecación y la orografía lo empujan más hacia ese dominio. Él entra en la Sociedad rusa de geografía, donde se convierte en secretario de la sección de geografía física, y corona sus trabajos con una medalla de oro (1871). Es enviado por la SRG a Finlandia y Suecia a estudiar la morfología glacial (1871).
Pero indignado por la situación social del pueblo y habiendo entrado en contacto, durante un viaje a Suiza, con la Federación Jurásica (1872), se compromete en Rusia con el círculo revolucionario Tchaïkovski. Detenido (1874), se escapa (1876) y se refugia en Europa occidental. En la Confederación Helvética conoce a «Elisée Reclus» (1877) y se vincula con la Federación Jurásica, donde sostiene su orientación hacia el comunismo anarquista (o comunismo libertario). Su militancia muy activa le vale la expulsión (de Suiza, 1881), el procesamiento (Lyon, 1882), el encarcelamiento (Clairvaux, 1882-1886) y el exilio (Londres, de 1886 a 1917).
Durante su larga estadía en Londres (1886), trabaja con la Sociedad Real Geográfica: sin adherirse jamás a ella por antimonárquico, profundiza su amistad con el geógrafo John Scott Keltie (1940-1927), secretario de la SRG de 1892 a 1915 -reunido desde 1876-, y colabora con la célebre revista Nature. Intercambia con científicos como W. Bates (1825-1892), Patrick Geddes (1854-1932) o James Knowles (1831-1908), fundador de la revista The Nineteenth Century [El siglo diecinueve] en 1877.
En marzo de 1916 toma partido por los Aliados durante la guerra, lo cual es criticado por otras figuras anarquistas como Malatesta, Nieuwenhuis, Berkman o Goldman. Cuando la revolución estalla en Rusia, regresa a Petrogrado (1917), encuentra a Voline y Makhno y coincide con Lenín. Concluye que “la tentativa de construir una República comunista bajo la regla de hierro de la dictadura de un partido terminará en una quiebra” (10 de junio de 1921, carta a la delegación del Partido Laborista británico en Rusia). Sus funerales, que reúnen a una gran multitud, constituyen la última manifestación de masa en forma libre bajo la Unión Soviética.
Kropotkin es el prototipo del científico de las Luces que atraviesa todas las disciplinas, lo que lo convierte a menudo en “inclasificable”; la mayor parte de sus libros combinan ciencias naturales, historia, economía y politología. Formado en la geografía en el terreno de una exploración científica en Siberia extremo-oriental (1863-1866), extrae de ella una aproximación global, transversal y materialista. Según él, “el divorcio entre las ciencias humanas –la historia, la economía, la politología, la moral- y las ciencias naturales fue enteramente consumado por nosotros mismos, sobre todo en el transcurso de nuestro siglo, y por la escuela que protege a los estudiantes del Hombre con total ignorancia de la Naturaleza, a los estudiantes de la Naturaleza con la ignorancia del Hombre. Esta separación artificial desaparece sin embargo día a día. Volvemos al espíritu de los griegos, quienes consideraban al Hombre como una parte del Cosmos, viviendo la vida como un todo y encontrando el mayor honor en esta vida” (On the teaching…, 1893).
Kropotkin abraza los principales materialistas de Ludwig Büchner (1824-1899), Karl Vogt (1817-1895) y Jacob Moleschott (1822-1893). Su naturalismo heredado de las Luces (Bacon, Buffon), después de «Alexander von Humboldt» , se halla subsumido por el evolucionismo impulsado por Charles Darwin (1809-1882) y desarrollado por Herbert Spencer (1820-1903). Critica la “dialéctica histórica” bajo el plano metodológico y político (no hay ninguna necesidad de esperar que se cumplan las condiciones históricas para actuar). El “método inductivo”, o incluso “inductivo-deductivo” -en nuestros días se diría “hipotético-deductivo”- es, según él, pertinente (La ciencia moderna y la anarquía, 1913).
En reacción contra Thomas Huxley (1825-1895), y para contrarrestar una sobreinterpretación social-darwiniana de la “lucha por la vida”, introduce el principio de ayuda mutua, intra-específico e inter-específico, a propósito de los agrupamientos naturales (animales, vegetales) y humanos. Tras los debates con sus colegas tanto anarquistas como geógrafos, Léon Metchnikoff (1838-1888) y Eliseo Reclus (1830-1905), comienza a publicar a propósito de esto en 1897. La expresión ayuda mutua fue forjada por otra parte por Elisée Reclus (1897). Después de los intercambios con María Isidorovna Goldsmith (1873-1933), anarquista de origen ruso que obtiene su doctorado en ciencias en París bajo la dirección del neolamarckiano Yves Delage (1854-1920), Kropotkin publica especialmente “La ayuda mutua” (1902 en inglés, 1906 en francés). Su teoría de la ayuda mutua será aclamada posteriormente por varios biólogos (George Romanes, Warder Clyde Allee, Lee Alan Dugatkin, Ashley Montagu, Imanishi Kinji, Stephen J. Gould, Van Helden…).
Desde un punto de vista geográfico, aborda la cuestión de “la acción directa del medio ambiente y la evolución” (1919). Desarrolla la teoría del desecamiento posglacial en Asia oriental (1904, 1914), ya tratada por Reclus en La Terre (1872). A ella se agregan informaciones sobre la geografía de Siberia regularmente publicadas en el Geographical Journal [Diario Geográfico] entre 1895 y 1914.
Al criticar a Bergson y Sorel, Kropotkin denuncia la idea de una “bancarrota de la ciencia”, tema a la moda a comienzos del siglo XX en Francia y en general en Europa. La ciencia moderna permite, según él, combatir la ideología religiosa conservadora intrínsecamente hostil al cambio, a la ciencia y al progreso, y criticar las teorías erróneas como el darwinismo social, el maltusianismo o el marxismo. Según él, la ciencia proporciona los argumentos objetivos, históricos y antropológicos, en favor de la anarquía, que Kropotkin no considera como una utopía, sino como ya presente en la sociedad, la historia y la geografía de la humanidad.
Kropotkin quiere cambiar “la economía política” para que “ella cese de ser una simple descripción de hechos” y se convierta en “una ciencia del mismo modo que la fisiología”, una “fisiología de la sociedad”: “el estudio de las necesidades de la humanidad y de los medios de satisfacerlas con la menor pérdida posible de fuerzas humanas” (“La conquista del pan”, 1892). Critica el “valor-trabajo” como incapaz de fijar el nivel de retribución y de consumo, de allí su crítica del asalariado. Según él, y contrariamente a lo que anunciaba Marx, la concentración del capital no es absoluta, no conduce a su propia ruina, la pequeña industria no ha desaparecido y, gracias a la electricidad, se difunde un poco por todos lados, incluso en el campo y los nuevos países que se industrializan (Champs, usines et ateliers [Campos, fábricas y talleres], 1898).
Él describe el imperialismo donde “las guerras, las guerras continuas, se llevan a cabo para la supremacía en el mercado mundial –guerras para la posesión de Oriente, guerra para lograr la posesión de los mares, guerras para tener el derecho de imponer pesadas cargas sobre la mercadería extranjera-” (The scientific bases of anarchy [Las bases científicas de la anarquía], 1887).
Kropotkin considera a la anarquía como una “filosofía sintética”: tanto una concepción del universo como una cuestión social capaz de plantear un problema científicamente y de proponer una solución. Un anarquista como Errico Malatesta (1855-1932) le reprocha sin embargo “su mecanismo”, “su fatalismo teórico y su excesivo optimismo” (“À propos de Kropotkine” [“A propósito de Kropotkin”]. Studi Sociali, 15 de abril 1931).
Philippe Pelletier